¿Cuál es el origen de las tapas españolas?

La Real Academia Española (RAE), en su primer registro de 1939, define la tapa como una «pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento de una bebida». Este aperitivo goza de enorme popularidad en los bares y restaurantes a lo largo y ancho de la geografía española, y su consumo centenario ha influido en la lengua castellana, enriqueciéndola con dos términos relacionados: «tapear» y «tapeo», que adquirieron carta de naturaleza en la edición de 2001 del Diccionario.

La cultura del tapeo ha alcanzado gran entidad en los últimos años, con la conmemoración del Día Mundial de la Tapa (cada tercer jueves de junio) y su aceptación generalizada en el sector hostelero, donde el 59% de bares sirve gratuitamente este aperitivo a modo de complemento de cualquier bebida, según un estudio de Confederación Empresarial de Hostelería de España.

La diversidad es cualidad característica de las tapas, y uno de sus mayores atractivos para cualquier paladar. Así, son famosas las de patatas bravas, ensaladilla rusa, tortilla española, patatas con alioli, raxo de cerdo, albóndigas de carne en salsa, callos guisados, torreznos, gildas vascas o boquerones en vinagre, que dan buena muestra de la versatilidad de la tapa.

De Alfonso X a Isabel la Católica: rastreando los orígenes de la tapa española

Con todo, el origen de las tapas españolas es incierto, lo que ha dado pábulo a teorías diversas y más o menos verosímiles, que involucran desde golpes de inspiración hasta hechos espontáneos. Una parte de los historiadores y gastrónomos considera a los Reyes Católicos como los ‘padres’ de este aperitivo. Así, durante la visita de Isabel y Fernando a Cádiz, estos se detuvieron en una taberna del municipio de Isla de León (actual San Fernando). Debido a la abundancia de insectos en el ambiente, su Majestad pidió al tabernero que cubriera su vaso con cualquier cosa que tuviese a mano, y el interpelado así lo hizo con una loncha de queso, diciendo: «aquí tiene su tapa».

Pero la historia y origen de las tapas también estaría relacionada con dos ilustres Alfonsos de la monarquía española: Alfonso X y Alfonso XIII. Este último se habría detenido en el mesón Ventorrilo del Chato durante su travesía a Cádiz. Mientras tomaba una copa de Jerez, se levantó un vendaval que motivó que solicitase al mesonero algo para cubrir el vaso, y este le ofreció una loncha de jamón a manera de ‘tapa’. Claras similitudes hay en esta versión con la de los Reyes Católicos.

Respecto al monarca apodado ‘el Sabio’, la historia de la tapa pierde con él ese carácter casual y fortuito que tenía con Alfonso XIII y con los Reyes Católicos. Según cuenta la leyenda, al monarca de la Corona de Castilla, estando convaleciente, le fue prescrito lo siguiente para recuperarse: tomar vino acompañado de pequeñas raciones de alimento, con el fin de reducir los efectos del alcohol.

Este inusual tratamiento —en realidad no tanto, a la vista de las propiedades y efectos medicinales del vino tinto— demostró ser exitoso, e impulsó a Alfonso X a pedir que le sirvieran siempre esta bebida junto con una porción ligera de comida. Se estima, además, que el monarca ordenó que todos los mesones del Reino sirvieran el vino de esta forma, medida que no alcanzaría calado social hasta muchos siglos después.

Verdadero o falso, el fenómeno de la tapa no es exclusivo de España, aunque sería interesante saber en qué medida han influido la antigua metrópoli en sus colonias del continente americano y asiático (Filipinas, por ejemplo, denomina ‘tapa’ a una receta de arroz, carne y huevo).

Los costarricenses utilizan el término ‘bocas’ para referirse a un aperitivo semejante a la tapa. El acto de tapear es, para los peruanos, el ‘piqueo’, voz con evidentes similitudes a nuestro ‘picoteo’, que no precisa mayor aclaración. Incluso los italianos, apurando la definición de tapa, consumen su antipasto como un tipo de entrante antes de las comidas principales.

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